miércoles, 28 de octubre de 2009

SABADO TEMATICO! Los virus atacan a la humanidad


Shaun of the dead, de Edgar Wright y Simon Pegg

ZOMBIE CITY, por B.

PARODIA

Shaun of the dead, pe`azo de film. Vertigo, comedia fina, comedia gruesa, aventuras epicas. Epicas? Pero si salta a la vista que Shaun of the dead (Muertos de Risa) es una parodia... como logra ser epica una parodia?

Es cierto, SOTD es antes que nada una comedia parodica. Sin embargo, no transita el camino cinico habitual en las parodias, sino que lo suyo es mas bien un carnaval, una celebracion: para envidia de toda una nueva generacion que busca algo entre parodia y homenaje (que no sea la fria referencia), algo con el ingenio de una y la emotividad de la otra, esta pelicula lo consigue. Sin proponerselo, suponemos al ver a los talentosos descerebrados detras de esta joyita, dominados por un amor profundo al cine de genero pero sumandole el humor propio de gente que no se toma en serio su amor por los films de genero… ni a ellos mismos.

Entonces, el film toma el cine de zombies, las historias de superacion, las comedias y los triangulos amorosos y los mete en la habitual licuadora, pero no sale uno de esos productos descentrados cuyo valor es el disfrute hedonista, porque la estructura del film, si bien en clave parodica, es notablemente clasica: una historia de un tipo que tiene que recuperar su amor perdido porque el mismo se ha perdido. Una historia de un tipo que tiene que encontrarse. Y hay zombies, bueno.

COMEDIA

Pero al no tomarse en serio, desde ya que no alcanza el nivel de emotividad de, digamos, Exterminio, donde la superacion de los obstaculos supone un momento de paz bien ganado, tambien para el espectador, que puede relajarse (aunque nunca del todo): aqui los obstaculos constituyen un goce para el espectador, algo comico y exagerado que sera siempre resuelto a traves de la comedia. La sensacion de alivio y crecimiento despues de cada ataque zombie que el protagonista refleja a traves de la pantalla no es la misma que la que refleja el protagonista de Exterminio, donde cada batalla es tensionante para la audiencia y por ende esta sabe lo que significo superarla.

Pero esta disminucion epica, acorde a los tiempos que corren, no implica que la obra pierda profundidad. Porque, al fin y al cabo, se trata de una comedia, llamada a ser no epica sino corrosiva. La comedia es esa distancia perfecta que permite ver las miserias sin caer en la (auto)conmiseración. Desde esa distancia la pelicula corroe a la humanidad pero salva al cine: las críticas dirigidas constantemente a una sociedad que ya era zombie antes de la caida se contrastan con el constante homenaje al cine de aventuras, al cine de zombies, al cine de amor, a Queen, al humor, en fin. Los hombres, en cambio, son parodiados, sin piedad ninguna, mostrados como cobardes e inutiles adictos a la television. Shaun es uno de esos hombres, y el rompimiento de la parodia como unico modo de vida (cinica e improductiva) tambien se rompe en el, o mejor dicho, porque se rompe en el es que la pelicula funciona tan bien: es organica. Shaun es en principio uno de estos hombres-parodia, pero despierta al mundo de los valores clasicos, del esfuerzo, de la valentia, de lo que vale la pena. Despierta de ese mundo zombie del consumo y la rutina, a... otro mundo zombie. Alli luchara por su supervivencia, y tambien por su vivencia, como en toda pelicula clasica de superacion... pero con zombies.

VIOLENCIA

La violencia en el cine es un tema controversial, se sabe. Que los pibes tiran tiros porque vieron Rambo, que se cagan a trompadas después de ver Rocky (Stallone sos un genio). Y los noticierons y los jóvenes que toman grog, toda la bola. En general son estupideces que sirven de excusas para explicar problemas mucho mas profundos. A veces, sobre todo con la movida de filmes como Saw, con su violento regocijo que es éxito masivo, nos hace cuestionarnos acerca de nuestra morbosidad como espectadores y de la manipulación de las imágenes y sus efectos.

En SOTD hay violencia, claro. Grotesca, comica, bien exagerada y bien sangrienta, de esa que provoca risas nerviosas, de disfrute y tension, esa que hace que le agarres la mano al que te acompaño al cine. Lejos esta, claro, de producir una horda de asaltantes con acne y palos de pool. Pero lo realmente interesante es la existencia justificada de la violencia en el film: estetizada, pero no puramente para regocijo estetico. La violencia es un despertador, saca del atontamiento a todo un grupo mas bien patetico de personas, los sacude. Tambien, claro, los solidariza, los agrupa: la violencia vuelve a tener esa significación clasica, del cine epico, donde la lucha significaba crecimiento, coraje, y demas. Esta claro que no se puede escribir una película epica hoy sin revisar estos preceptos o ser tremendamente ingenuos: SOTD elige la primera opcion, distorsionando todo el legado clasico, pero sin faltarle el respeto nunca.

Por supuesto que el filme es mucho mas que esta descentrada disquisicion intelectualoide. Es una situacion desternillante atras de otra. Es un uso excelente del leit motif (frase recurrente) para mostrar, a lo largo del filme, el cambio, el crecimiento, en el protagonista. Es una escena indescriptible que involucra palos de pool y el temon de Queen, Dont Stop me Now (banda que recien ahora el cine comienza a utilizar). Es la perfeccion organica de la estructura y los elementos alineados hacia un objetivo. Bah, veanla si no la vieron, y si la vieron vuelvan a verla.

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Virus, de Kinji Fukasaku

LA ANTARTICA DE NOE, por A.

Despues de este despliegue de embolante cerebralidad para hablar de una comedia, pasemos ahora al regocijo de hablar de una mala pelicula con emocion. Porque Virus es una película mala, malisima, cuyo disfrute y status de culto actual residen simplemente en el hecho de que ha pasado el tiempo, la película fue un fracaso enorme y todo eso la reviste de cierta poetizacion que permite soslayar los gruesos horrores para concentrarnos en la potencia de este tanque epico de 3 horas, el film mas caro en la historia de Japon. Virus es una película mala, pero dignamente mala, honesta en su mensaje pacifista y en sus nobles intenciones, y con una fuerza tremenda, que apela a nuestra sensibilidad. Es una de esas peliculas que deberian pasar en el cable, con sus actores requetebuenos y caballeros, trilladisimos, con ese piano de musica incidental totalmente romantico-cursi. 

Entonces seamos honestos: Virus es una película mala. Pero dignamente mala, y con una fuerza tremenda, para ponernos de rodillas con su tragedia, la tragedia de la humanidad, con su drama. El guion es la mejor combinación posible del mejor y peor folletin pulp de ciencia ficcion, de las mejores novelas del genero y de las peores, en fin, es la obra suprema del genero. Los seres humanos sufren primero de un devastador virus que ataca a toda la humanidad para salvar solamente a los pocos habitantes de la Antartida; su desdicha apenas ha comenzado: se enfrentan a los problemas cotidianos de ser solos en un mundo devastado, tienen que recorrer largos kilómetros antarticos para encontrarse, no saben como va a prosperar y reproducirse la raza humana con 8 mujeres, en fin. Después de todo esto, para el gran final hay diversas bombas atomicas que acaban con destruir el legado final de la humanidad, en fin. Una película totalmente desoladora como los paisajes que filma, de una belleza extraordinaria. Virus es una película mainstream en la que el autor intenta transmitir con bombos y platillos sus ideas acerca de una humanidad patetica, y al hacerlo arma su propio arca de Noe en la zona mas austral de la tierra, este grupo de hombres y 8 mujeres que quieren comenzar una nueva civilización, una nueva humanidad, y para hacerlo han de replantear la propia base de la sociedad. Todo, sin embargo, se mueve a un tempo lento, relajado, cotidiano, casi burocaratico, donde el heroísmo se anuncia en terminos mas humanos que epicos: la sencillez de Fukasaku es la de un japones tradicional. Alli, en sus personajes cotidianos, para nada caricaturizados como pasa hoy en dia con el cine catastrofe, la película encuentra su corazon: en la nobleza de la sencillez, en el heroísmo cotidiano, en la solidaridad. La capacidad del director, el maestro Fukasaku, para encontrar el drama cotidiano en medio de esta masacre tremenda de la humanidad en manos de todos los males temidos por las mas alarmistas obras-catastrofe unificados en una sola película. Sus personajes son humanos, humanisimos, sufren, y siempre son nobles ante todo, no pierden esa caballerosidad ante el Apocalipsis que se repite y se perpetua: los japoneses, se sabe, consideran el honor y la nobleza los valores mas sagrados.

Virus abruma nuestras emociones como solo los grandes filmes malos, los desvergonzados, pueden hacerlo: con una virulencia arrasadora, mezcla de discursos y silencios grandilocuentes, de una musica incidental super melancolica, de paisajes desoladisimos (sin dudas, los mas desolados hasta la Londres de Exterminio), de 3 horas de catastrofe cataclismica.

Virus es la obra apocaliptica cumbre, porque se trata de un genero siempre recargado, ultraviolento y tragico, cuyo merito reside en esa capacidad de abrumar, de hacer sentir desesperación al espectador. Es la obra maxima porque resume todo el genero y a la vez lo agranda, lo agiganta. Alli nace su culto, en su grandeza. Pero lo cierto es que hoy vemos su grandeza y no su fastuosidad. Vemos su historia, su producción, vemos su fracaso diametralmente opuesto al dinero invertido, vemos su ochentona ingenuidad y su enormidad fukusakiana, y no puede ser sino una obra de culto. Sin embargo, contemporáneamente, esta obra, superpublicitada, estrenada en medio mundo, nos hubiera desilusionado y hubieramos alimentado su fracaso, sin dudas, comentandole a todo el mundo que no pierdan tres horas en un bodrio demasiado ambicioso. Pero la vemos con la mirada de culto, la mirada biografica, y es inevitable que asi sea. Hoy las películas de cine catastrofe son chiquititas, excusas para grandes efectos especiales, guiadas por estrictas reglas: son todas iguales, llegue un huracán, un maremoto o los aliens, todas siguen la formula, abusan del efecto y del sentimentalismo y caen siempre en la moralina. El maestro Fukasaku no: su obra es melodramatica a fondo, pero nunca es impostado el melodrama, nunca es preparado, nunca tiene esos grandes discursos de los enamorados, nunca anuncia el momento de heroísmo, en fin. Su cine y Virus son recargados, pero en el buen sentido, intentando emocionar noblemente. Casi no hay necesidad de efectos especiales ni demasiadas palabras en este drama humano que es Virus.

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Exterminio, de Danny Boyle

LA SINTESIS DEL MICROGENERO, por C.

Todos vieron Exterminio, elegirla estuvo mal. Desglosarla no va a agregar nada a un producto perfecto, calculado hasta en sus emociones (si, no me banco a Danny Boyle).

Si Virus es la suma de todos los elementos apocalipticos (sus diversas tramas, su lado humano, su drama tremendo, sus batallas imposibles, su honesta berretez bien clase B, todo en una sola película) Exterminio funciona como la síntesis perfecta de todo el cine B apocaliptico, zombie y virusero, hecha con espiritu amateur pero con seriedad profesional, desde su guion y desde su puesta austera filmada en digital (acierto: acentua el dramatismo de reality que conduce la película, a pura adrenalina y camara nerviosa, y no pierde belleza, como vemos en esos planos tremendos de la Londres devastada, de lo mejorcito de este cine; desacierto: en este contexto home-made, clavar montajes cancheros a-la-Guy Ritchie… para que?). Exterminio no es otra cosa que un homenaje al cine B, a su ritmo frenetico, a sus zombies, pero, claro, para el mainstream: no hay humor corrosivo ni personajes sino humor melancolico, personas y mucho drama. Se trata de una puesta profesional, calculada, como quedo dicho, que se alimenta de un cine que para ser “serio” y “apto” debe digerir sus contenidos.

Ah, pero es una película maravillosa; perdonen las contradicciones, pero al aspirar a ser seria, gana mucho donde pierde el cine clase B: en intensidad emocional. El cine B es shock y suele ser tan corrosivo que muchas veces las películas mas terrorificas bordean con el humor. Ni hablar de su descerebrada (en el buen sentido y en el malo tambien) version pos-posmoderna. Exterminio logra contar una historia con zombies y catastrofes y tratar el tema con seriedad, entregandonos el documento final, culmine, del genero: la síntesis.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

SABADO TEMATICO: Epidemias! LA PREVIA

Este sabado fue planeado hace añares, con el auge de la gripe A y los ecos del dengue amenazando a la humanidad. Hoy, cuando el furor mediatico se concentra en la relacion anarquizante que existe entre juventud y alcohol, quizas no cause tanta gracia, pero de todas maneras, con todos esos virus salidos de los laboratorios del ejercito (y los que esperan por salir) seguramente no pasara demasiado tiempo hasta que los virus y esta columna vuelvan a estar en onda. Y es que la humanidad esta siempre amenazada, pero no tanto por los virus, como nos enseñan estas peliculas con metafores en general nada sutiles, como por si misma. (Para ver mas cosas que nos enseña este particular subgenero filmico, pueden hacer click en el siguiente enlace: http://www.denofgeek.com/movies/242804/10_things_movies_teach_us_about_virus_outbreaks.html).

La eleccion de las peliculas (cada uno elegia una) fue para todos nosotros muy dificil. Y bueno, nos encariñamos con algunas de las que quedaron afuera, asi que armamos un pequeño top 10 de peliculas epidemicas:

10) Epidemia: la de Petersen es una pelicula algo sosa para su eleccion final pero que trae grandes recuerdos de los dias jovenes frente al cable; un film terriblemente clasico, hasta el aburrimiento, sumiso, pero tambien grande (grandilocuente) y obviamente emotivo, aprovechandose de que el espectador, ante estas estructuras tan clasicas, baja la guardia completamente. Que no suene a critica: es atrapante y muy interesante.

9) The Happening: rarisima, con esos personajes y esos dialogos tan acartonados que no siempre funcionan bien en las pelis del hombre raro de nombre raro. Pero con una trama atrapante, interesante, y con unos lindos climas de cine de terror. A pesar de la luminosidad de su cinematografia.

8) The Crazies: La de George Romero anticipa a la vez Epidemia, en su costado de critica social, y a Exterminio, en cuanto al virus que amenaza. Quizas hubiera sido mas interesante reseñar esta desconocida pelicula de su filmografia que la misma Exterminio, sin embargo no se trata de una de sus mejores peliculas. De todas maneras, amerita verla mucho mas que leer este comentario que no dice nada. Ah! Pronta remake.

7) Epidemic: hace poco nos pasamos un viaje a Capital hablando de Lars Von Trier. Que si que no que sirve que no sirve. Esta pelicula totalmente genial, como no podia ser de otra manera viniendo de un tipo tan inteligente, es a la vez la representacion de todo lo que queda por experimentar en el cine, y todo lo que se puede desperdiciar en nombre de la experimentacion. Una idea brillante, de esas que aparecen a las tres de la mañana en charlas con amigos y despues se olvidan para siempre, mancillada por la igualmente brillante estetica intelectual del director: basicamente se trata de dos escritores escribiendo un guion sobre una epidemia, que empieza de repente a ocurrir alrededor de ellos. Ah, esta peli vamos a reseñarla pronto.

6) Children of men: una sorpresa, donde brillan el gran Clive Owen y el caos. Es como un caramelo para los cinefilos del genero, aunque no ha recibido buenas criticas desde la critica ortodoxa.

5) The Andromeda Strain: clasico. Clasico clasico. ET es una bacTeria. Tambien hay inminentes detonaciones nucleares. Que mas se puede pdir?

4) Soy Leyenda: Excelente pelicula, puro genero y oscurisima, solitarisima, como nos gusta (como veran en las reseñas a ser publicadas... algun dia -mentira, pronto- las mejores escenas de Exterminio son tambien del hombre solo y desesperado)

El top 3 vendria a estar conformado por las peliculas elegidas. Pero en realidad no es asi. En el ranking personal de cada uno, que mas o menos incluye las peliculas arriba citadas, los filmes elegidos por cada uno ocupan o la primera o alguna de las primeras posiciones; pero las otras se meten por el medio o por ahi. Y ahora, viendo de nuevo el ranking que no reseñaremos, nos dan ganas de volver atràs la eleccion, A. llora, quiere escribir sobre Andromeda, en fin, todos nos ponemos un poco triste por la absurda logica que nos impusimos y que ahora nos restringe. En fin. Las elegidas son!

Exterminio

Virus

Shaun of the dead

A. selecciono Extermino (28 days later) de Danny Boyle; B. selecciono "uno de mis favoritos personales": Shaun of the dead; C. selecciono Virus de Kinji Fukasaku, "porque es hora que reseñemos algo de Fukasaku". B., lector compulsivo de literatura contemporanea, agrega que es filme preferido de Oscar Wao.

Menciones de honor para The Stand, cuya miniserie no estuvo a la altura del excelentisimo libro; y para 20th century boys, cuya trilogia aun no nos llega mediante los habituales medios piratas pero que no podia calificar por no ser, puramente, una obra epidemica (sino mas bien una obra que explora absolutamente todos los costados de la ciencia ficcion)

lunes, 3 de agosto de 2009

FUTUROS ESTRENOS QUE NOS ENTUSIASMAN

Bueno, ha pasado un mes desde nuestro ultimo encuentro, mucho tiempo, querido lector unico. No deberiamos a priori excusarnos, pero de todas maneras, con cierta malicia informo el motivo de nuestra prolongada ausencia: la pollera. La pollera, villano poderosisimo, ha raptado a B. y se lo llevo a su morada, algun sitio en el triangulo de las Bermudas. 

Lo rescatamos, aunque alli lo hicieron adicto a la pollera asi que asi como hoy esta mañana ya no. En su tiempo con nosotros,decidio relanzar el blog. Asi que hoy inauguramos una nueva seccion: "Futuros estrenos que nos entusiasman". Proximamente se abriran otras nuevas y excitantes secciones,mientras esperamos volver a lo nuestro, nuestras maratones de peliculas y nuestras criticas posteriores.Esperemos que su retorno sea pronto y que no incluyan polleras.

FUTUROS ESTRENOS QUE NOS ENTUSIASMAN

Where the Wild Things Are

Basada en uno de mis libros de la infancia preferidos (junto a Charlotte's Web y algun otro que se me escapa) y con la direccion de Spike Jonze, llega esta peli con un trailer muy prometedor con gran tema de los Arcade Fire. Sale en octubre del 2009.

The Fantastic Mr. Fox

Otra sacada de un libro "para chicos" (nocion que discutimos ya en el blog: despues de todo lo mejor es maravillarse como un nene ante las cosas)  de Roald Dahl en este caso (Matilda, Las Brujas, James y el durazno gigante y claro, Charlie y la fabrica de chocolate), y dirigida por Wes Anderson nada mas y nada menos.

The Invention of Lying

Ricky Gervais. Genio. Jonah Hill. Genio. Trailer con Mr Blue Sky de ELO. Tremendamente efectivo (pero no original, robado de Eternal Sunshine;que barbaro lo cool que son los trailers ultimamente, tambien las peliculas, con toda esa musica under o retro o indie). Ejem! No creemos que vaya a ser la mejor pelicula jamas realizada pero sin dudas sera muy pero muy graciosa.

Funny People

Dirigida por el zar de la nueva comedia americana, Judd Apatow.Nuff Said. Nos despedimos con este trailer de peli que ya salio en cines alla en el norte.

viernes, 3 de julio de 2009

Sabado 20/6: Låt den rätte komma in, Coraline, The Strangers


Introducción: El neogotico
Vaya uno a saber por que motivos (porque hoy por hoy todo es comercializable y lo exitoso parece responder cada vez más a una lógica caprichosa, casi azarosa) el vampirismo ha vuelto a estar de moda. El principal estandarte es sin dudas la saga Crepúsculo, un fenómeno de esos que encanta a la industria, porque no, gracias a su narración directa y a su formato en saga, solo puede vender libros a rabiar, sino que encima puede hacer películas que aunque sean mediocres garantizan ganancia. Detrás de la saga se alinean True Blood, la serie bien HBO de Alan Ball, guionista de American Beauty y creador de otro éxito del canal, Six Feet Under; también otras varias series (Being Human, Blood ties); la remake de la grosa peli de anime Blood: The Last Vampiro (con actores y en EEUU…) y hasta curiosidades, como el libro recientemente publicado por Guillermo Del Toro que es la primera parte de una trilogía sobre vampiros. Claramente, el vampirismo gana terreno. 
Mas allá del suceso, hay algo claro en este repaso: desde ese culebron originalísimo que fue Buffy y el advenimiento del anime (Hellsing, tremendamente exitoso, y la estupenda Vampire Hunter son solo exponentes en una vasta tradición de manga/anime góticos, los primeros en explorar y explotar esa veta oscura del mercado joven) se ha abierto la industria cultural hacia estos sectores relacionados claramente con las oscuridades del alma introspectiva de las nuevas juventudes. Y los darks, marginados en los 90s, ocupan hoy un lugar central en la estética y el pensamiento de los jóvenes que, aun sin ser dark, cargan esa herencia de un mundo con menos esperanza y mucha soledad. La misma sensación sentían los atormentados románticos de los siglos XVIII y XIX, que en noches tormentosas escribieron esos manuscritos góticos cuya estética retoma y reformula (con mayor amabilidad y luminosidad) la cultura popular.
Pero claro, siempre que se expone demasiado una temática se corre el riesgo de que canse, de que su impacto se torne soso y las ideas se repitan. Es entendible, entonces, el rasgo de rechazo esnob (a-la-Mirtha Legrand) con que el grupo recibió mi elección, Låt den rätte komma in. Una película sobre vampiros. Sueca. Si, es entendible el prejuicio. Pero cuando las luces se prendieron llovían los aplausos, y entonces con orgullo afirme que yo mismo me iba a encargar de escribir la critica, para empujar a otras almas negadoras a ver esta gran película y obligarlos a reconocer, a regañadientes, mi triunfo. Entonces!

Los Otros
Bueno, como ya fue anotado en la larga introducción, el vampirismo ha pasado a ser terreno exclusivo de adolescentes, y si quienes consumen son jóvenes, también deben serlo los protagonistas, a quienes, en esta reescritura siglo XX de los vampiros, seamos sinceros, les cuadra mucho mejor el papel: hoy el vampiro es un ser atormentado, es otro, un incomprendido; y el adolescente es el incomprendido por excelencia. El film es, ante todo, una buildungsroman, una obra que sigue el crecimiento de dos chicos, rechazados por la sociedad. Solo que la chica es un vampiro. Salvo en términos de trama, sin embargo, eso no es relevante: se utiliza el imaginario vampirico, simplemente, como herramienta para hablar de los jóvenes de hoy, llenos de frustración y violencia, conducidos por la negligencia de sus padres al odio de si mismos y de los demás. En la primera acción de Oskar, el protagonista varón, en la película, el chico esta en su cuarto, frente al espejo, fingiendo acuchillar a alguien. También conoce de esa manera (fingiendo acuchillar a otro mientras acuchilla un árbol) a su contraparte en la otredad, la anémica (porque esta teniendo problemas para conseguir su dosis de sangre) Eli. Luego descubrimos al otro acuchillado: el joven abusador de su grado, si, pero también sus padres, sus maestras, en fin. 
 
Una propuesta original sin dudas, un aprovechamiento muy adecuado de un imaginario totalmente desgastado ya antes de la sobre exposición siglo XXI. Pero el director no se queda con su premisa y va por más. A través del dialogo elige que su filme, lejos de un melodrama trágico, demuestre la parquedad, la dificultad de los chicos para comunicarse. Todos los planos, además de hermosos (sin caer en el preciosismo) apuntan a mostrar la gelidez cultural, una gelidez que se complementa a la perfección con el paisaje nevado, congelado de la Suecia invernal. Otra complementación perfecta. En medio del hielo (como en aquel cuento de Salinger), las pocas palabras que con torpeza y desacierto dicen Eli y Oskar, demasiado encerrados en su timidez y su autocompasión para expresarse, pero demasiado enamorados para no jugársela, derriten todo con su inseguridad y su ternura extrema. Si, esta película es una película absolutamente tierna, lejos de los extremos en que incurren otras expediciones en el vampirismo. La ternura de la pareja protagonista nos deshace una y mil veces; y entonces la película sube la temperatura con sensuales planos de los dos, en tiernos calzoncillos pero deseándose, para luego dormir desnudos. Una película irreverente, atrevida, y sin embargo totalmente clásica, que confía en el poder de la imagen para transmitir en lugar del lenguaje, en lugar de los largos diálogos explicativos que seguramente aparecerán en la remake que preparan desde la costa opuesta. Su atrevimiento parece tener un solo fin, la denuncia de cómo son esa negligencia, restricción e infantilización de los chicos, aislados cada vez mas por una sociedad que no los comprende, la que genera la violencia y frustración que vemos en las generaciones adolescentes de hoy, que vemos en el hermano del abuson en la película.
Y entonces el final. Un abismo, desde ya, separa a nuestros protagonistas. Pero, por que separarlos, culminar el relato como una apología del conformismo? Por que hacer que Oskar y Eli “crezcan” y que eso implique aceptar sus grises e incomprendidas existencias, esos mundos frustrantes que los encierran? La costumbre y el genero nos lleva a creer que el abismo que los separa (ella vampiro, el no) será demasiado, y que los jóvenes tienen que crecer y aceptar a la sociedad que los rechaza de su seno. Pero por que debería esto ser así? 
Como en Coraline, la otra maravilla de este sábado, mejor partir: “huir es vivir”.


Con el pie dado por nuestro verborragico amigo C., me toca hablar de una maravilla como Coraline. Dirigida por Henry Selick, el genio detrás de The Nightmare Befote Christmas, basada en un libro de Neil Gaiman, hay que decir que estamos ante una obra maestra. La artesanía en la creación de cada detalle y el mundo desplegado en cada habitación a partir de estos detalles deslumbran: si, se deben al medio, se sabe: en animación stop motion todo es artesanal, todo es una maqueta, pero no es el medio el que decide el nivel de detallismo, sino las ambiciones creativas de Selick las que lo llevan al stop motion. Filmar el mundo significaría, justamente, una restricción en la capacidad de crear (o un presupuesto inmenso para crear todo un juego de imágenes, que a la vez serian falsas: la creación de Selick es, en todo momento, palpable, mas real que los efectos especiales; y a la vez decididamente fabula, imaginación. Porque el filme es una oda a la creación, a la imaginación, no como escape sino como enriquecimiento de la vida. Entonces, el mundo imaginado tiene que ser creado con responsabilidad: no dejándose llevar por las locuras sin límite que permiten los nuevos medios tecnológicos sino encauzándolos hacia el objetivo de uno. Hay cierta nobleza en la elección de Selick.
Volvamos a la película. Podríamos decir que se trata de una fabula a la inversa: los elementos de las fabulas y del imaginario popular, como también las necesidades y traumas de la protagonista, aparecen representado en ese mundo otro. Y al principio el mundo otro es un sueño, pero luego se vuelve pesadilla. Supone esto un alegato contra la imaginación, un fin del relato típico de las obras que tratan sobre el aprendizaje de los adolescentes donde, finalmente, se acepta la imposibilidad de ese mundo imaginario? Decididamente no: hay un juego decididamente ambiguo sobre la valoración del mundo otro (decíamos, una fabula al revés, sin su moraleja), que si bien termina siendo pesadillesco, también nos recuerda en su final su existencia perpetua dentro de Coraline. Pero no solo eso: en otro golpe de ambigüedad, tampoco es comprobable la real existencia del mundo otro, y todo apunta, efectivamente, a su existencia: no es real pero lo es, como el stop motion. La vuelta al mundo real se da con guantes y padres, pero seguirá siendo aquel mundo el mismo mundo gris del que Coralina escapo: porque aquel mundo tiene aventuras, tiene maldad que hay que derrotar, y no trabajos que hay que cumplir. De esa gris existencia escapa Coraline, un film que recuerda a otra obra maestra: Laberinto (también quiero señalar la afiliación del filme a otro muy similar y también artesanal: Sen to Chihiro no Kamikakushi, de Ghibli). También aquel sufrió las dificultades de esta, imposible de ser catalogada: la de Bowie fue un fracaso, la de Selick recibida con dudas sobre si se trataba de una película para chicos. Claro que podríamos durante párrafos escribir sobre, justamente, la infantilización de los niños, que son los primeros en disfrutar lo morboso y lo ambiguo, deslindados de esa corrección política que Holden Caufiled odiaría; y sobre las etiquetas en el cine, como herramientas para ayudar a vender. No tiene, realmente, objeto. Los filmes para chicos son visiones de los adultos sobre que les gusta a los chicos o, peor, sobre como deben ser los chicos. Ellos Irán necesariamente hacia objetos culturales que no los traten de idiotas y que satisfagan su necesidad y su morbo que los adultos les ocultan. Ese morbo que tan bien describió Silvina Ocampo en sus cuentos: los chicos juegan a matar hormigas con lupas, y son ese juego macabro y ese imaginario los que aparece en la película, y que ha asustado a la crítica que tiene que recomendar la película. La película no se afilia al marketing, pero si a la tradición: la obvia referencia es Alicia, pero como dije arriba aparece también todo el imaginario de los chicos, fabulas, mitos y miedos, vueltos perversos. Sale así a relucir ese mundo infantil censurado, que nace de cierta inocencia macabra, de una curiosidad por lo oculto de los chicos. Allí encuentra su belleza arrolladora el filme, al margen de lo que se dice es bello y es infantil y es adecuado y es terrorífico: en ese horror inocente, sin tapujos o filtros de otro tipo (como por ejemplo, la construcción del horror desde el género). Nos da Selick finalmente una lección de cine: como Coraline a través del espejo, Selick atraviesa el cine, las fabulas, las sicologías, las literaturas, las muestra en su esplendor y luego las desnuda como la obra de un genio malvado que eran. Trastocar el status quo, la tradición: eso debería hacer el cine, romper barreras, imaginar. Pero solo pueden hacerlo, parece, los chicos, que todavía no tienen tantos cajoncitos de conceptos donde meter las experiencias.


-Why are they doing this?
-I don’t want you to think about that


Mis dos amigos se han explayado suficiente, y a mi me toca la película menos buena de las tres así que prometo brevedad, sin saber si voy a poder cumplir con mi palabra (ya no lo estoy haciendo).
Voy a ahorrarme el estado de cosas sobre el cine de terror, hoy una vil simplificación del terror viejo, hecho de lo unico que, supusieron los popes, importaba: sangre y un maniatico con un plan. Hostel, la saga Saw, todas apuntan al asco, y lo único valioso es que exponen cierta insensibilidad de nuestra época que necesita de lo extremo para tener sensaciones. Ese cine, como vehiculo de sensaciones, lo unico que hace, parecen decir sus creadores, es intentar generar algo en un espectador cada vez mas a prueba de emociones. 
No deja de ser cierto, pero también sus construcciones demasiado básicas y obvias atenúan la verdadera reacción de una audiencia, esa reacción que se da en esos filmes que te tienen pegado al asiento. Pero como en toda la historia reciente del cine yanqui, que nunca aprendió las lecciones del cine oriental de terror que tanto rehace, se busca el susto fácil y no ese vil suspenso, se busca el shock y no el verdadero miedo. Porque digamos la verdad, hace cuanto no ves una peli yanqui que te de miedo? 
The Strangers da miedo, en serio. Acá es la promesa de violencia lo que causa pánico, y esa promesa danza durante toda la película sin aspirar a morbosear o estilizar la violencia, ubicándose contra las nuevas corrientes del supuesto terror. 
Se ha apuntado su filiación a este cine nuevo de terror, sin embargo, a causa de su falta de premisas y desarrollo. Pero esta operación no es la misma que la que hacen desde el nuevo cine: en aquellas todo se condensa para ir hacia “lo que importa, lo que vende”, el shock violento; acá todo se condensa y se elide en la búsqueda de una tensión clásica. La construcción del relato y de la tensión es el aspecto mas cuidado, de allí su economía (no de la imperiosa necesidad de mostrar lo menos posible antes del esperado gorefest): por ello, si bien inevitablemente toma cuestiones del nuevo terror, no es un filme gore sino más bien de suspenso clásico. 

La violencia esta prácticamente elidida, el regocijo no pasa por ver como se retuerce una mandíbula sino por como nos retorcemos nosotros ante el inevitable fin de los protagonistas, que se retarda y se retarda. Sin embargo, los retardos no son artificiales, como suelen serlo en el nuevo terror (por ejemplo, el aparato que en 5 minutos te saca la mandíbula): no se pierde tiempo en explicaciones, en diálogos, en nada: todo se da por sobreentendido salvo lo relevante (en un acto de confianza en la audiencia poco común en el cine comercial). Y esa elipsis casi total sirve para que el espectador viva esa confusión terrible de no saber que pasa, y no sea tranquilizado con explicaciones. Sin explicaciones pero sin buscar el golpe bajo, sin perder el tiempo en explicaciones pero sin tratar de ganarle al tiempo llenando la pantalla de sangre y sustos: así se construye el filme, cuidadosamente, ladrillo por ladrillo. Por su economía y su confianza en el genero, se trata de un film que es puro genero, y no puro antigenero, como es esta ultima versión del miedo que nos viene llegando, desde el ascenso del cine B a primera A. 
Nota al pie: No es un producto perfecto. Pero mas allá de algunos sustos fáciles y de esa frase del final (“la próxima será mas fácil”) que hace algo menos implícito el acierto de que todo sea elíptico, toda explicación borrada, mas allá de algunos mínimos desaciertos, el filme es muy bueno, por la tensión que alcanza, en su dramatismo sin recurrir a la grandilocuencia, en su terrorífico minimalismo: con apenas tres mascaras y una casa rodeada genera terror, con apenas dos anillos y cero diálogos genera empatia, amor, y un cierre perfecto al asalto que sufre la desencontrada pareja.



PD final: hubo algunos desencuentros las semanas que pasaron, por ello recien hoy subimos las películas que vimos hace dos semanas. La que viene, sabado tematico! Stay tuned.


lunes, 15 de junio de 2009

Sábado 6/6: Historias extraordinarias, Blood simple, Daytrippers


Numerosas pero poco interesantes circunstancias evitaron que pudiera ver esta película antes. Y cuando tanto se espera algo, y se comenta y se lee, uno teme un desgaste que usualmente ocurre. Pero cuatro horas después de empezada la película (es decir, sobre el final de esta obra maestra de 240 y pico minutos) tuve un momento en el que me distancie un poco del placer puro que estaba sintiendo y me di cuenta de que era cierto: Historias Extraordinarias es una película extraordinaria. Un clásico instantáneo pero a la vez una ruptura absoluta a lo que nos tiene acostumbrados el cine local y también el de afuera; una película desaforadamente clásica, pero absolutamente vanguardista a la vez. El furioso retorno a la narración pura.

En las orillas

Para aquellos que no ven cine argentino por decreto: el cine argentino no es un tipo de película, es una variedad de tipos de películas de una región. El espectro no es generalmente muy variado, va desde Campanella a Trapero (pasando por Francella y otros entretenimientos televisivos) en un intento (generalmente fallido) de hacer cine de masas o critica social; pero de vez en cuando aparecen filmes que se salen del espectro (y también del circuito comercial, o al menos, caminan por la cornisa durante una larga semana, el tiempo que se les da en pantalla) que resultan muy valiosos, obras de una lucidez y de una vitalidad importantísimas.
HE es una película que se salio totalmente del espectro y del circuito. Aquellos que hayan llegado a ella seguramente sabrán como se hizo esta película, sin el apoyo del Incaa, a pulmón, con demasiado poco dinero; lo cual contrasta absolutamente con los recursos utilizados en las películas (leones, tanques, viajes a África y un largo larguísimo etcétera). Pero estos datos biográficos no son realmente relevantes; si es relevante su carácter de película orillera, de película marginal, al borde del sistema, pues de esta manera solamente pudo alcanzar su duración, justificada y que en absoluto atenta contra la obra (yo hubiese seguido unas horas mas), pero que dentro del Incaa, como ha sido subrayado ya muchas veces, jamás podría haber alcanzado. El margen, además, le insufla cierta vitalidad a la película, el esfuerzo del equipo se respira en la película, en su carácter artesanal, y el esfuerzo termina produciendo, lejos de todo pronostico, una película independiente y larguisima pero lejos de la desprolijidad, de la improvisación. 

Clásica y moderna

Pero el filme no obedece tampoco a los cánones de una película indie. No es una película intimista, o denuncia una realidad social; es básicamente una película de aventuras, que atraviesa en sus 18 episodios todos los géneros clásicos (hasta el bélico). Es una película clásica, pero no como gesto retro o paródico: reescribe los géneros que todos amamos en nuestra mas inocente infancia, los actualiza. Y entonces la acción nos pasea por la provincia de Buenos Aires, sus pueblitos y sus ríos, y no por Egipto o Zambia, o Londres o Paris. Una provincia aparentemente chata y desértica: pero en ese desierto se ocultan las más extraordinarias historias.
Las filiaciones literarias han sido recorridas en diversos artículos, algo entendible dado su modo de narrar (esta en su totalidad contada por una voz en off, que describe lo que vemos, anticipándose a veces, un modo muy interesante de generar tensión, y también lo que es importante saber; un narrador omnisciente que todo lo sabe). El mismo Llinas nos dice que intento recrear las novelas del siglo XIX. Y no Dickens, su determinismo y la sociedad industrial, sino Stevenson, Salgari, Dumas, esas novelas por entregas que llegaban con aventuras de los mas recónditos lugares. En este sentido, sin dudas, recuerda al orillero por excelencia: Borges, que sin nunca caer en el pintoresquismo local o en el naturalismo, hizo una obra absolutamente argentina. En su calidad de autor de los márgenes, como Llinas, se apropio de las tradiciones literarias anárquicamente, para construir un relato puro, autorreferencial, un juego narrativo de goce puro, sin distracciones. Llinas se ahorra pasados y sicologismos, inclusive elide casi todo dialogo; lo que importa es la trama, su construcción paciente y perfecta. Llinas, como Borges, crea sin camellos en su Coran, sin obeliscos, marchas, sin subtes y mendigos, y su cine es mas argentino que cualquier cine de protesta social y programa antiimperialista (por siempre dependientes de cierta corriente europea del cine). Es un cine que solo puede hacerse a orillas del mundo, en un país que todavía no tiene una tradición y por ende es libre de crearse reescribiendo géneros, adaptándolos anárquicamente, sin el peso de las influencias, sin pudores, tomando las influencias no como una carga, pues en este país no hay tradición fílmica realmente, sino como meras herramientas sin su lastre ideológico: desde allí construir una tradición sin discriminar a partir de ideas ajenas, con todo lo que llegue en barcos y aviones. Parece ser ese el intento de Llinas, crear una tradición donde solo había herencia europea y dependencia yanqui, sin descartar géneros por todos descartados, superados o repudiados o rescatados pero en retrospectiva, a modo de homenaje.

Civilización y barbarie
Entonces, la provincia chata es tan extraordinaria como África: continente que por su carácter incivilizado fue durante el siglo XIX y la mitad del XX, el lugar ideal para aventuras de todo tipo. Ese lugar al que, en homenaje, nos lleva el director hacia el final; pero ya una África que no es la selva que esperamos, sino una ciudad mas. 
En esta provincia despoblada tan nuestra, pero tan olvidada para nosotros sus habitantes, vive un león moribundo, varios descendientes de inmigrantes, la obra imposible de un arquitecto genial, que existió realmente, comprobando en parte la tesis de HE: el desierto pampeano es un lugar sumamente misterioso, a medida de las aventuras. Es el lugar donde podría vivir el cine argentino por décadas sin agotarse. Es un lugar inexplorado, por sus habitantes, y por sus artistas, que la creen chata. Su carácter inexplorado, ya subrayado por Sarmiento (que aparece veladamente en el filme, en la idea de encausar el rió y en una carta, en el fondo, mencionado), la hacen un lugar apto para todo; en su despoblada extensión florece la impunidad. 
Este desierto lo defiende H en sus sueños y Llinas en su filme. Pero a la vez, busca los monolitos de una obra pasada, que alguna vez quiso encausar el Río Salado. Y es que un habitante de las orillas no puede evitar esta ambigüedad: su patria es el desierto que tiene detrás, pero inexorablemente mira hacia la otra orilla. Los héroes de la película son soldados ingleses; el resto de los inmigrantes del filme, argentinos en esa particular megalomanía, son italianos, alemanes, en fin, aquello que Sarmiento no quería tener poblando las tierras. Pero en esta contradicción no se sugiere ningún tipo de plataforma política o postura, sino que simplemente es reflejo del creador de orillas, del argentino cineasta, siempre entre la civilización y la barbarie.  

Búsqueda desaforada
En este escenario se suceden los viajes y reclusiones de la película, atando la perfecta creación bajo una temática: la búsqueda. Como aquella de Moby Dick, no se especifica que buscan los personajes claramente (y así siempre es mejor): simplemente buscan algo, algo quizás místico, quizás pasado. Monolitos, monumentos perdidos, coherencia, justicia, sentido, un fantasma, quien sabe. Ni ellos mismos saben, movidos por una fuerza superior. Nunca llegan a entender del todo (y esto se explicita en la narración) por que continúan con sus inútiles misiones: Z buscando a Cuevas, H a los monolitos, Z a los monumentos y a los asesinos y sus razones. 
Pero se busca, invariablemente. Se inventa, inclusive, se defiende a la fantasía, a la aventura, a buscar la aventura siempre, como dice la canción del final que cantan los héroes ingleses. Es aquello que nos permite no caer en la rutina, morir en la rutina. Allí, puro sentimiento aventurero, parece vivir el corazón de la película. Su razón de ser es recordarnos el placer de las aventuras.


Se ha gastado muchísima tinta en los hermanos Coen, y mucha de ella ha sido ferozmente crítica, sobre todo de un aspecto en particular: su misantropía. Aunque este aspecto es claro, también lo es claro en otros creadores a los que la critica no le ha caído como cuervos, pues en si no determina un cine, una estética, sino simplemente una visión. No vamos a decir que el critico no debe salir de los aspectos estéticos a la hora de argumentar, pero desde ya constituye un error construir una critica entera a partir de sicologismos e ideologías que no interesan realmente a sus autores.

Bueno. El filme en cuestión constituye su primera obra, y sus rasgos ya asoman con claridad. Se trata de un policial negro, pero no es una nueva visita al genero, sino una reescritura del genero, tanto narrativa como visualmente. Se pueden trazar numerosos paralelismos entre la operación de Llinas en HE y la de los Coen, respecto al genero. También en el interés por una narrativa exacta, matemática, que pretende no profundizar demasiado en el backround psicológico: solo lo suficiente para que sus acciones en el tiempo del filme sean comprendidas, justificadas y a la vez para que ciertos rasgos de su personalidad las provoquen (por ello se da un comienzo in media res en ambas, ya en la acción; comienzo brillante de ambas, en el caso de los Coen, como si su primera imagen registrada para el cine tuviera que ser perfecta). Y bueno, si, pareciera que la motivación sicológica de los personajes fuera la estupidez. No su motivación inmediata, uno tiene celos, otro esta enamorado, otra sola, otro es ambicioso; pero en el fondo, no es mas que el orgullo de todos los hombres que los lleva a realizar acciones una tras otra equivocadas.
La visión misantropica de la humanidad, entonces, no constituye tanto una crítica social como el motor de la trama. Por otro lado, en Blood simple es una visión moderada, que no alcanza los tintes satíricos de sus muchas películas: los personajes son pobres diablos, patéticos pero no caricaturizados. Desconocen siempre la verdad, presuponen mal y actúan por momentos con cierta nobleza. Pero están perdidos, inevitablemente. Son llevados por sus pasiones y su ignorancia puramente humana, sencillamente sangre, a la perdición. Se dibuja cierto cinismo, claro, un cinismo declarado con una sonrisa despectiva; pero en contraposición, los personajes no son los culpables, sino que lo es su naturaleza: están sujetos a un destino trágico, incapaces de comprender la fuerza mayor detrás de todos los acontecimientos. El filme tiene una clara filiación sofoclea, en su estructura y en su revelación final, que denota el abismo insalvable entre el hombre y dios, entre el hombre y la concepción de su destino. El hombre actúa en un absurdo que cree comprender, y su perdición reside, como la de Adán, en esa pretensión de sabiduría. La ironía trágica reside en las brazadas que da contra la marea de la muerte el hombre, no solo inútiles, sino que finalmente, brazadas que en realidad lo encaminan a su final.

A diferencia del fin de semana pasado, hemos tenido muy buen cine esta semana. C. nos trajo la primera de Mottola, aquel que dirigiera Superbad, y el filme se erigió por un lado como una gran película, que siempre es lo principal, y por otro como una película que debería servir de guía sobre como hacer buen cine independiente, esto es, sobre como hacer una buena película, sin tener demasiada plata ni fama para procurarse buena financiación.
Daytrippers tiene cierta cualidad no solo de representativa de su especie indie, sino de precursora de lo que hoy es esa corriente indie bastante comercial: la película, en su tratamiento de lo disfuncional, en la obra dominada por el guión y el dialogo, en los personajes otros. Es que el raro que es raro por ser culto es el personaje por excelencia del indie pos-Nirvana, y generalmente se cae en la exaltación per se de esa rareza, lo cual culmina en un fundamentalismo tan grande como el que le critican al mainstream con su minimalismo. Pero Daytrippers habla sobre la disfuncionalidad sin criticarla o exaltarla, intenta representarla fielmente y sobre todo, divertidamente, y por ende consigue ser grande sin cae en dos de los grandes excesos del indie hoy: logra cierto análisis melancólico sin caer en el ya mencionado tono minimalista y preciosista; y hace refleja la incapacidad de comunicarse de los personajes a través de sus diálogos y no a través de esos silencios incómodos y charlas aburridas del indie. 
Ver Daytrippers es como ver la obra de Wes Anderson o Kevin Smith: allí esta todo en potencia, todo lo que después el mismo y muchos otros convertirían en un lenguaje particular y demasiado hermético, sistematizado. Hay un guión excelente, de hierro, que cuenta una historia en un día, sin forzar giros pero sorprendiéndonos a cada paso. Hay un tono comedico pero algo melancólico en la imposible felicidad de la familia burguesa, del matrimonio, hasta del noviazgo, pero sin incurrir en el intimismo vacuo.
La nobleza del trío protagónico hasta en sus errores y el hecho mismo de que no triunfen logran un análisis mucho mas profundo de la situación que la que hace el cine de disfuncionales (personas, familias, sociedades disfuncionales) donde todo es melodramático, minimalista y usualmente donde todo se resuelve a partir de la premisa capitalo-newageista de que lo que importa es la superación personal. Los recursos de todo el cine freak aparecen ya, sus personajes, sus críticas al status quo, pero también hay en Carl cierta parodia a esa crítica, es decir, es crítica sin ser panfletaria de la disfuncionalidad, sin hacer del perdedor un héroe. También, por cierto, hay una banda sonora apestosa, no como la de las películas independientes post Wes Anderson, que trabajan a conciencia con la música. 
Sin deslumbrar, se trata de una obra muy entretenida, precursora de toda una gama de cine poco inventiva, celebrada hoy en Canadá y en todo rincón marginal del mundo globalizado. Una obra que anticipa tanto Little Miss Sunshine como Juno, y todo, diez años antes.



viernes, 5 de junio de 2009

Sábado 30/5: The International, He's just not that into you, Synechdoche New York


Introduccion
Clive Owen es Salinger. Naomi Watts es Whitman. Y la película es un thriller político. Así nos presento B. el filme que había elegido para nosotros aquel primer sábado. Los indicios eran negativos, la presencia de dos de los autores estadounidenses mas importantes para la generación en una película de un genero recontrautilizado en lo que va de siglo, en general con pésimos resultados (que recuerde, solo puedo rescatar El Jardinero Fiel de las ultimas exponentes del genero). Además del gesto algo snob de referenciar lo literario, aparecía en el horizonte la posibilidad de esa crítica políticamente correcta que destilan estas obras en general, que bajo la lupa no solo no resisten el menor análisis sino que mientras se caen a pedazos se revelan hipócritas.

Pero con unos minutos de película los nubarrones ya se habían despejado. Estábamos ante un filme puro genero, puro clasicismo. Pura adrenalina, todo goce.

Persecución eterna
Salinger y Whitman, entonces, son dos agentes de Interpol o algo así, tratando de agarrar a los malos. Primera novedad del filme: los malos son un grupo de banqueros de esta parte del mundo, no son rusos, no son árabes, no son chinos, y son banqueros, que tienen las manos metidas en el trafico de armas y que pretenden generar un par de guerras para después financiarlas. O algo así. La crítica ha hecho énfasis en este aspecto, en el panfleto político de la película, sobre todo porque su fuerte denuncia sobre los funcionamientos sanguinarios del sistema se realiza en una película de industria, de género, de alto presupuesto, y no en esas películas grabadas entre amigos y proyectadas en sótanos. 
Pero allí no reside la fuerza extraordinaria de “Agente internacional”. Las explicaciones sobre los motivos y los procedimientos de los codiciosos empresarios son breves, claras, apenas ocupan nuestro tiempo y atención. Tanto, que por momentos los discursos se polarizan y todo se vuelve una batalla clásica entre buenos y malo. Allí reside la intención y el gran acierto del director: por un lado no nos cansa con bajadas de línea, y por otro, sin dejar de realizar su radical e interesante denuncia política contra el mal de estos tiempos, no se olvida de que esto se trata de una película, y da lugar al juego del perseguidor perseguido. Para lo cual era necesario enfrentar dos posturas radicales y no relativizarlas (por otro lado, probablemente el director no haya querido matizar lo que denuncia como un mal sin grises, un sistema responsable de guerras y pobrezas y totalmente mecanizado, aceitado de tal manera que su destrucción parece imposible) . Los malos, sin ser malvados, simplemente defienden los intereses equivocados, y lo hacen sin escrúpulos. Los buenos, parece decir la película, no podrán nunca destruir el mal sin convertirse en seres sin escrúpulos, sin sacrificar valores y sacrificarse ellos en pos de su gran objetivo, la ballena blanca que persiguen hasta los confines de la tierra: la Justicia, un poco de maldita Justicia. La ballena blanca que los obsesiona, imposible de destruir, de cambiar, que los arrastrará hasta su fin.

Magnetismo
Al menos así le sucede a Salinger. Clive Owen hace tiempo esta obsesionado con su presa, no come ni duerme ni se acuesta con señoritas hace tiempo ya cuando comienza la película, que por suerte no se detiene en primeros planos que lo muestren sufriente, sino que lo hace sufrir mas y mas. Y ese Clive, el que jadeante y sangrante sigue adelante, es el que nos gusta, el que aprieta furioso los dientes y dispara. Ese Clive Owen es impagable, destila bronca, atraviesa la pantalla. Un tipo rudo y melancólico, de pocas palabras, chapado a la antigua: un héroe clásico, de las viejas películas de sobretodos y lluvia, aunque ya no imperturbable, sino desesperado en su eterna y futil cacería contra una maquinaria autosubsistente y, como explican los créditos del final, imposible de derribar. 
Al gigantesco Clive lo acompaña Naomi Watts, su secuaz mas moderada, convencida en luchar hasta el final de manera noble y legal, de no ser como ellos, de no perder los escrúpulos. Naomi parece encarrilar el torbellino que es Owen, parece calmarlo y controlarlo (sin la ayuda narrativa del golpe bajo de la historia de amor, ausente casi del filme salvo por algunos segundos donde de los roces entre ambos saltan chispas; la tensión entre ambos es subterránea, sutil pero fuerte, y no se explica simplemente por las ganas que se tengan los dos). Sin embargo, los huracanes no pueden controlarse, y el equilibrio que Whitman le da a Salinger se rompe cuando algo se rompe en Salinger, cuando cansado de chocar contra la pared abandona el camino seguro pautado por Naomi, en una escena maestra en la sutileza de lo emotivo y en su brevedad cargada de electricidad. 
Owen y Watts son dos actores fotogénicos. Pero su gran fotogenia (que como demuestra la película que vimos a continuación, llena de fotogénicos cuarentones queriendo aparentar menos y actuando muy muy mal, en parte por el botox que Naomi, por suerte, no ostenta) la refuerzan mediante una clase magistral de cómo no sobrecargar de gestos una escena, o mejor dicho, como cargar de electricidad el ambiente sin hacer muecas y caer en la exageración. Esto, en una película que da una clase magistral sobre como no sobrecargar de discursos y subrayados al cine, liberando a la película de estos lastres y dando paso a los tiroteos (impagable escena en el museo), las persecuciones y los giros dan la vuelta al mundo en apenas dos horas.



Bueno, A. suele elegir estos bodrios romanticones bien formulaicos. Pero a veces resultan películas amables, más que amables, a veces uno termina arrodillándose ante el arrollador poder y eficacia de esos filmes escritos para pegar justo en nuestra sensibilidad. A veces uno termina gozoso ante una experiencia cinemática que por más que sea poco arriesgada, quizás hasta menor, no deja de ser maravillosa.

Este no es el caso. A nadie le gusto esta película que a pesar de su pesado cartel repleto de estrellas paso sin pena ni gloria por las salas de cine, y solo debido al peso de su cartel no fue directo a DVD y al olvido. Este mamotreto industrial ofrece un conjunto de historias amables de mujeres mas bien típico (la perdedora empedernida, la abandonada, la que quiere casarse, la que no sabe lo que quiere) que se complican. Los enredos, sin embargo, son más bien faltos de imaginación, y sobre todo de potencia, de esas pequeñas epifanías que descubren a través de la comedia las soledades y las felicidades mas sinceras del hombre. La falta casi total de vitalidad y originalidad, los lugares comunes y algunos golpes bajos, se complementan con una bajada de línea absoluta que se pretende feminista: las mujeres tienen que dejar de estar pendientes de los hombres. Curiosamente, algunas supuestas osadías que se permite la película a partir de este discurso (por ejemplo, cuestionar el matrimonio), son borradas de un plumazo en el final totalmente forzado por la necesidad industrial de esperanzar y hacer feliz al espectador: la engañada se reinventa, y claro, la perdedora, el modelo de todo lo que estaba mal con las mujeres, resulta que en realidad, gracias a su cabeza dura, era un canto a la esperanza que tenían que tener las mujeres, que nunca tenían que dejar de creer en el príncipe azul. Pero claro, en vez de conformarse con ese canto a la felicidad y a la esperanza, que aunque contradictorio era genuinamente feliz, la película no se conforma y va por un ultimo golpe bajo, al hacer que Ben Affleck, el novio perfecto que no quería casarse por principios, ceda ante el capricho de la novia que quería casarse, y de así un cierre absolutamente feliz y banal, totalmente vacío de la critica que había esbozado tímidamente. El “mensaje final” es que todas las mujeres consiguen encontrarse, ser felices sin los hombres, pero, que paradoja, todas terminan felices con sus hombres. ¿A alguien le extraña que este bodrio venga de un libro de autoayuda?

De las caras bonitas que pueblan la pantalla mejor no hablar demasiado: tenemos dos actrices ya cuarentonas haciendo de pibas, una con un botox que la arruina y la hace mas vieja que cierta arruguita, la otra, que supo ser la mujer mas hermosa de Hollywood, anoréxica, horrible, dos ejemplares de lo que retrata sin quererlo la película, cierta desesperada superficialidad disfrazada de feminismo, de independencia. Después esta Scarlett, que es demasiado exceso, demasiado todo (la preferimos tímida del Ander y no puta del cine comercial), ya cansa un poco. Y los chicos, bueno Ben Affleck es perfecto y todo, pero su look desalineado no se lo cree nadie, esta demasiado peinadito. 
Lo mejor viene con los desconocidos, sobre todo Justin Long, “el distante” y la Goodwin, “la perdedora”, que terminan dándole a esta fea película algo simpático con su natural gracia y sus enredos arquetípicos pero tiernos y mucho menos exagerados que las profundidades de la Conelly.

Todos coincidimos, creo, en afirmar que mucho peor que una película “formulaica” mediocre es una película que se pretende vanguardista y original pero es en realidad autoindulgente, egocéntrica. Synecdoche New York olvida que hay espectadores y nos aburre haciendo una película con su propia incapacidad de de hacer cine, temática del cuadro adentro del cuadro que se repite en el filme. Es una película de un artista bloqueado por la imposibilidad, digamos, metafísica de trascenderse y hacer algo real, que en su obra intenta a través de un artista hacer algo real a través de un personaje de un artista que pretende hacer algo real… etcétera. La imposibilidad hecha película, una película de una autocompasión que para colmo se sabe autocompasiva y aun así no desiste en su actitud de seguir mostrando la incapacidad de dejar de ser autocompasivos. El mismo tema había sido tratado, con iluminadora comicidad, y por ello de modo mucho más digno, más claro y conciso en Adaptation. Pero aquí el simbolismo inunda un filme que no sabe como decir lo que quiere decir, es ensimismada hasta el autismo y lo que mas irrita es que se sabe ensimismada, y aun así no depone su actitud, se sabe estéril pero no depone su actitud estéril, y nos hace participes de esa búsqueda fútil y confusa que es la vida, esa búsqueda por dejar de estar solo y no poder hacerlo. No abandona esta actitud al punto de que su personaje intenta llegar a lo real imitándolo, construyendo una ciudad entera en el escenario y finalmente un escenario dentro del escenario (hasta el infinito), y esto es lo mismo que hace el propio director, que en un momento de lucidez hace que la contraparte del antihéroe (Hoffman, que no tiene la culpa), su esposa, haya logrado el éxito creando arte minúsculo, mínimo, pero mucho mas representativo que el suyo. Estos aciertos están escondidos tras simbolismos oscuros e imágenes típicamente kauffmanianas, lo que constituye un claro ejemplo del agotamiento del escritor, que se repite hasta la nausea y exacerba sus propios recursos hasta que se tornan insignificantes, encerrado en su propia obsesión hasta la incoherencia. Una vez mas, lo que mas irrita es la autoconciencia posmoderna de Kauffman, que sabe esto y elige representarlo, como lavándose las manos de lo autoindulgencia casi megalómana en la que cae con esta película, como diciendo que esto que hace, sabe que lo esta haciendo pero no queda otra. Cuando en Adaptation el protagonista (Charlie Kauffman, que curioso) afirmaba que no quedaba otra, lo cagaban bien a pedos. Y aunque la salida implicaba cierto pacto con lo industrial, aquel pacto lo hacia en aquella inolvidable película de modo algo irónico pero no del todo, y en esa ambigüedad residía el gran acierto. Básicamente aquello era una comedia sobre lo estéril de la humanidad, y el plano general de la comedia era claro, entretenido; aquí, de esa futilidad se hace tragedia, y el primer plano típico de la tragedia no da la perspectiva necesaria para no ahogarse en la confusión y los lamentos. Ah, aquella era una película humilde, que reconocía a regañadientes la grandeza del cine clásico; esta, una película egoísta. Que se sabe egoísta, y ese saberlo y seguir, repito, es lo que mas irrita de una película que aburre y que es, al final, impotente, a sabidas impotente. Una película que entre símbolos y lamentos pierde su pretendida fuerza trágica y que uno quiere por favor que termine.