miércoles, 28 de octubre de 2009

SABADO TEMATICO! Los virus atacan a la humanidad


Shaun of the dead, de Edgar Wright y Simon Pegg

ZOMBIE CITY, por B.

PARODIA

Shaun of the dead, pe`azo de film. Vertigo, comedia fina, comedia gruesa, aventuras epicas. Epicas? Pero si salta a la vista que Shaun of the dead (Muertos de Risa) es una parodia... como logra ser epica una parodia?

Es cierto, SOTD es antes que nada una comedia parodica. Sin embargo, no transita el camino cinico habitual en las parodias, sino que lo suyo es mas bien un carnaval, una celebracion: para envidia de toda una nueva generacion que busca algo entre parodia y homenaje (que no sea la fria referencia), algo con el ingenio de una y la emotividad de la otra, esta pelicula lo consigue. Sin proponerselo, suponemos al ver a los talentosos descerebrados detras de esta joyita, dominados por un amor profundo al cine de genero pero sumandole el humor propio de gente que no se toma en serio su amor por los films de genero… ni a ellos mismos.

Entonces, el film toma el cine de zombies, las historias de superacion, las comedias y los triangulos amorosos y los mete en la habitual licuadora, pero no sale uno de esos productos descentrados cuyo valor es el disfrute hedonista, porque la estructura del film, si bien en clave parodica, es notablemente clasica: una historia de un tipo que tiene que recuperar su amor perdido porque el mismo se ha perdido. Una historia de un tipo que tiene que encontrarse. Y hay zombies, bueno.

COMEDIA

Pero al no tomarse en serio, desde ya que no alcanza el nivel de emotividad de, digamos, Exterminio, donde la superacion de los obstaculos supone un momento de paz bien ganado, tambien para el espectador, que puede relajarse (aunque nunca del todo): aqui los obstaculos constituyen un goce para el espectador, algo comico y exagerado que sera siempre resuelto a traves de la comedia. La sensacion de alivio y crecimiento despues de cada ataque zombie que el protagonista refleja a traves de la pantalla no es la misma que la que refleja el protagonista de Exterminio, donde cada batalla es tensionante para la audiencia y por ende esta sabe lo que significo superarla.

Pero esta disminucion epica, acorde a los tiempos que corren, no implica que la obra pierda profundidad. Porque, al fin y al cabo, se trata de una comedia, llamada a ser no epica sino corrosiva. La comedia es esa distancia perfecta que permite ver las miserias sin caer en la (auto)conmiseración. Desde esa distancia la pelicula corroe a la humanidad pero salva al cine: las críticas dirigidas constantemente a una sociedad que ya era zombie antes de la caida se contrastan con el constante homenaje al cine de aventuras, al cine de zombies, al cine de amor, a Queen, al humor, en fin. Los hombres, en cambio, son parodiados, sin piedad ninguna, mostrados como cobardes e inutiles adictos a la television. Shaun es uno de esos hombres, y el rompimiento de la parodia como unico modo de vida (cinica e improductiva) tambien se rompe en el, o mejor dicho, porque se rompe en el es que la pelicula funciona tan bien: es organica. Shaun es en principio uno de estos hombres-parodia, pero despierta al mundo de los valores clasicos, del esfuerzo, de la valentia, de lo que vale la pena. Despierta de ese mundo zombie del consumo y la rutina, a... otro mundo zombie. Alli luchara por su supervivencia, y tambien por su vivencia, como en toda pelicula clasica de superacion... pero con zombies.

VIOLENCIA

La violencia en el cine es un tema controversial, se sabe. Que los pibes tiran tiros porque vieron Rambo, que se cagan a trompadas después de ver Rocky (Stallone sos un genio). Y los noticierons y los jóvenes que toman grog, toda la bola. En general son estupideces que sirven de excusas para explicar problemas mucho mas profundos. A veces, sobre todo con la movida de filmes como Saw, con su violento regocijo que es éxito masivo, nos hace cuestionarnos acerca de nuestra morbosidad como espectadores y de la manipulación de las imágenes y sus efectos.

En SOTD hay violencia, claro. Grotesca, comica, bien exagerada y bien sangrienta, de esa que provoca risas nerviosas, de disfrute y tension, esa que hace que le agarres la mano al que te acompaño al cine. Lejos esta, claro, de producir una horda de asaltantes con acne y palos de pool. Pero lo realmente interesante es la existencia justificada de la violencia en el film: estetizada, pero no puramente para regocijo estetico. La violencia es un despertador, saca del atontamiento a todo un grupo mas bien patetico de personas, los sacude. Tambien, claro, los solidariza, los agrupa: la violencia vuelve a tener esa significación clasica, del cine epico, donde la lucha significaba crecimiento, coraje, y demas. Esta claro que no se puede escribir una película epica hoy sin revisar estos preceptos o ser tremendamente ingenuos: SOTD elige la primera opcion, distorsionando todo el legado clasico, pero sin faltarle el respeto nunca.

Por supuesto que el filme es mucho mas que esta descentrada disquisicion intelectualoide. Es una situacion desternillante atras de otra. Es un uso excelente del leit motif (frase recurrente) para mostrar, a lo largo del filme, el cambio, el crecimiento, en el protagonista. Es una escena indescriptible que involucra palos de pool y el temon de Queen, Dont Stop me Now (banda que recien ahora el cine comienza a utilizar). Es la perfeccion organica de la estructura y los elementos alineados hacia un objetivo. Bah, veanla si no la vieron, y si la vieron vuelvan a verla.

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Virus, de Kinji Fukasaku

LA ANTARTICA DE NOE, por A.

Despues de este despliegue de embolante cerebralidad para hablar de una comedia, pasemos ahora al regocijo de hablar de una mala pelicula con emocion. Porque Virus es una película mala, malisima, cuyo disfrute y status de culto actual residen simplemente en el hecho de que ha pasado el tiempo, la película fue un fracaso enorme y todo eso la reviste de cierta poetizacion que permite soslayar los gruesos horrores para concentrarnos en la potencia de este tanque epico de 3 horas, el film mas caro en la historia de Japon. Virus es una película mala, pero dignamente mala, honesta en su mensaje pacifista y en sus nobles intenciones, y con una fuerza tremenda, que apela a nuestra sensibilidad. Es una de esas peliculas que deberian pasar en el cable, con sus actores requetebuenos y caballeros, trilladisimos, con ese piano de musica incidental totalmente romantico-cursi. 

Entonces seamos honestos: Virus es una película mala. Pero dignamente mala, y con una fuerza tremenda, para ponernos de rodillas con su tragedia, la tragedia de la humanidad, con su drama. El guion es la mejor combinación posible del mejor y peor folletin pulp de ciencia ficcion, de las mejores novelas del genero y de las peores, en fin, es la obra suprema del genero. Los seres humanos sufren primero de un devastador virus que ataca a toda la humanidad para salvar solamente a los pocos habitantes de la Antartida; su desdicha apenas ha comenzado: se enfrentan a los problemas cotidianos de ser solos en un mundo devastado, tienen que recorrer largos kilómetros antarticos para encontrarse, no saben como va a prosperar y reproducirse la raza humana con 8 mujeres, en fin. Después de todo esto, para el gran final hay diversas bombas atomicas que acaban con destruir el legado final de la humanidad, en fin. Una película totalmente desoladora como los paisajes que filma, de una belleza extraordinaria. Virus es una película mainstream en la que el autor intenta transmitir con bombos y platillos sus ideas acerca de una humanidad patetica, y al hacerlo arma su propio arca de Noe en la zona mas austral de la tierra, este grupo de hombres y 8 mujeres que quieren comenzar una nueva civilización, una nueva humanidad, y para hacerlo han de replantear la propia base de la sociedad. Todo, sin embargo, se mueve a un tempo lento, relajado, cotidiano, casi burocaratico, donde el heroísmo se anuncia en terminos mas humanos que epicos: la sencillez de Fukasaku es la de un japones tradicional. Alli, en sus personajes cotidianos, para nada caricaturizados como pasa hoy en dia con el cine catastrofe, la película encuentra su corazon: en la nobleza de la sencillez, en el heroísmo cotidiano, en la solidaridad. La capacidad del director, el maestro Fukasaku, para encontrar el drama cotidiano en medio de esta masacre tremenda de la humanidad en manos de todos los males temidos por las mas alarmistas obras-catastrofe unificados en una sola película. Sus personajes son humanos, humanisimos, sufren, y siempre son nobles ante todo, no pierden esa caballerosidad ante el Apocalipsis que se repite y se perpetua: los japoneses, se sabe, consideran el honor y la nobleza los valores mas sagrados.

Virus abruma nuestras emociones como solo los grandes filmes malos, los desvergonzados, pueden hacerlo: con una virulencia arrasadora, mezcla de discursos y silencios grandilocuentes, de una musica incidental super melancolica, de paisajes desoladisimos (sin dudas, los mas desolados hasta la Londres de Exterminio), de 3 horas de catastrofe cataclismica.

Virus es la obra apocaliptica cumbre, porque se trata de un genero siempre recargado, ultraviolento y tragico, cuyo merito reside en esa capacidad de abrumar, de hacer sentir desesperación al espectador. Es la obra maxima porque resume todo el genero y a la vez lo agranda, lo agiganta. Alli nace su culto, en su grandeza. Pero lo cierto es que hoy vemos su grandeza y no su fastuosidad. Vemos su historia, su producción, vemos su fracaso diametralmente opuesto al dinero invertido, vemos su ochentona ingenuidad y su enormidad fukusakiana, y no puede ser sino una obra de culto. Sin embargo, contemporáneamente, esta obra, superpublicitada, estrenada en medio mundo, nos hubiera desilusionado y hubieramos alimentado su fracaso, sin dudas, comentandole a todo el mundo que no pierdan tres horas en un bodrio demasiado ambicioso. Pero la vemos con la mirada de culto, la mirada biografica, y es inevitable que asi sea. Hoy las películas de cine catastrofe son chiquititas, excusas para grandes efectos especiales, guiadas por estrictas reglas: son todas iguales, llegue un huracán, un maremoto o los aliens, todas siguen la formula, abusan del efecto y del sentimentalismo y caen siempre en la moralina. El maestro Fukasaku no: su obra es melodramatica a fondo, pero nunca es impostado el melodrama, nunca es preparado, nunca tiene esos grandes discursos de los enamorados, nunca anuncia el momento de heroísmo, en fin. Su cine y Virus son recargados, pero en el buen sentido, intentando emocionar noblemente. Casi no hay necesidad de efectos especiales ni demasiadas palabras en este drama humano que es Virus.

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Exterminio, de Danny Boyle

LA SINTESIS DEL MICROGENERO, por C.

Todos vieron Exterminio, elegirla estuvo mal. Desglosarla no va a agregar nada a un producto perfecto, calculado hasta en sus emociones (si, no me banco a Danny Boyle).

Si Virus es la suma de todos los elementos apocalipticos (sus diversas tramas, su lado humano, su drama tremendo, sus batallas imposibles, su honesta berretez bien clase B, todo en una sola película) Exterminio funciona como la síntesis perfecta de todo el cine B apocaliptico, zombie y virusero, hecha con espiritu amateur pero con seriedad profesional, desde su guion y desde su puesta austera filmada en digital (acierto: acentua el dramatismo de reality que conduce la película, a pura adrenalina y camara nerviosa, y no pierde belleza, como vemos en esos planos tremendos de la Londres devastada, de lo mejorcito de este cine; desacierto: en este contexto home-made, clavar montajes cancheros a-la-Guy Ritchie… para que?). Exterminio no es otra cosa que un homenaje al cine B, a su ritmo frenetico, a sus zombies, pero, claro, para el mainstream: no hay humor corrosivo ni personajes sino humor melancolico, personas y mucho drama. Se trata de una puesta profesional, calculada, como quedo dicho, que se alimenta de un cine que para ser “serio” y “apto” debe digerir sus contenidos.

Ah, pero es una película maravillosa; perdonen las contradicciones, pero al aspirar a ser seria, gana mucho donde pierde el cine clase B: en intensidad emocional. El cine B es shock y suele ser tan corrosivo que muchas veces las películas mas terrorificas bordean con el humor. Ni hablar de su descerebrada (en el buen sentido y en el malo tambien) version pos-posmoderna. Exterminio logra contar una historia con zombies y catastrofes y tratar el tema con seriedad, entregandonos el documento final, culmine, del genero: la síntesis.