jueves, 21 de octubre de 2010

Sobre Funny People, Judd Apatow, los comediantes y... la humanidad



Durante bastante tiempo esperamos “la nueva de Apatow”. Virgen a los 40 y Knocked Up habian reescrito la comedia y puesto en escena a los nuevos humoristas de Hollywood. El maestro habia anotado su nombre (incluso como escritor) en muchos proyectos posteriores y similares que surgieron a un mercado hambriento de esta novedad, pero no habia filmado ninguno tras sus dos geniales films. Llegaba la nueva de Apatow. Directo a DVD. Y la copia pirata se hacia esperar. La expectativa aumentaba.

Y llego. Y la vimos, y nos reimos exagerando algunos de sus chistes, entusiasmados. Y ojo, nos gusto. Pero cierta decepcion quedo dando vueltas, se percibia en las largas y rebsucadas explicaciones acerca de por que era buena. Aparecian ya algunas voces rebeldes: pelicula rara, no encontro el tono, despareja...

Pero la pelicula quedo dando vueltas sutiles por la mente de todos nosotros. Como una inquietud. Cada tanto, en charlas, la referenciabamos. Inmediatamente despues de la referencia y la risa, cruzabamos una mirada incomoda: que nos habia parecido Funny People? Pero por miedo (a las respuestas de los otros o a mancillar a Mr. Apatow) el tema cambiaba rapidamente. 

Hasta que un dia ocurrio. Nos dimos cuenta del error fundamental de esta era hecha de trailers en YouTube: la cola de la pelicula (y el entusiasmo y la expectativa) nos habian jugado una mala pasada, esperando “otra de Apatow” (en esa estupida comodidad que sufre a veces el amante de las peliculas de genero), de gritos, de gordos judios, pedos, pajas y demas. Todo eso esta, claro, pero desacomodado, extrañado, cruzando la fina linea entre lo gracioso y lo vergonzante, lo patetico. No era gracioso, no paraba de dejar pagando a sus personajes, de ponerlos en evidencia como seres perturbados y absolutamente descentrados.


Y esa era la cuestion.

 

Funny People no es una comedia. Claro! En realidad es un oscuro drama con un humor negrisimo que no hace mas que resaltar la pateticidad de los comediantes, y de toda la raza humana. En el visionado como comedia, uno terminaba pensando que en realidad habia poco de gracioso, un tono que no terminaba de encontrarse (la famosa dramedia) y un inicio de film que se pinchaba en la peripecia final. En realidad, el inicio comedico ya muestra la hilacha, ya es sintoma de la pateticidad del comico, de cierta carencia. Por eso algunos stand ups, segun el propio director, no causan gracia. El error ultimo es, por supuesto, pensar que Sandler y Mann van a terminar juntos... cuando en realidad, como dice claramente Seth Rogen (en una de sus mejores actuaciones, de una muy sutil y expresiva gestualidad, alejandose para su bien de su demasiado replicado rol habitual y ya caricaturesco), lo que estamos viendo es un tremendo accidente inminente, una tragedia.

Funny People es la reflexion sobre la comedia hecha por un comediante: sobre las raices oscuras, sobre las resonancias tragicas del humor, sobre ese limite entre la comedia y la desesperacion. Los comediantes, como en las grandes peliculas sobre comediantes (The King of Comedy, Man on the moon, la de Peter Sellers) no son personajes afables: son seres oscuros, desesperanzados, con una perturbadora y filosa claridad que los hace desagradables escupidores de verdad, que como George Simmons explica, obligadamente necesitaron convertir la realidad en comedia para sobrevivir.

Este nihilismo provoca el lema con el cual se vendio la pelicula: que el personaje principal no aprenda nada de su experiencia cercana a la muerte. Sigue los pasos convencionales, expia sus culpas, se junta con amigos. Pero no encuentra ahi lo Importante. Lo unico real que sintio fue con Leslie Mann... pero bueno, ahi se viene otro golpazo –y una necesaria murra australiana- para el pobre George (el que le dara el verdadero aprendizaje, el del corazon roto), que esperaba, como nostros estupidos consumidores de trailers, un final de comedia romantica.

Ira es todo lo contrario: mientras al descreido George no le mueve un pelo ver a quien podria haber sido su hija cantando Memories, a Ira, que ni siquiera la conoce, le hace llorar. Pero claro: Ira no es gracioso. Ni siquiera es gordo, lo que como apunta Jonah Hill le daba cierta humoricidad: nada en el es lo suficientemente patetico para ser gracioso.

Ira se vuelve gracioso a lo largo del film: su aprendizaje consiste tambien en un oscurecimiento. Uno de traiciones, perdidas, despidos y todo tipo de derrotas. De ser un tipo idealista, que espera que una chica no se acueste con un tipo si no lo conoce bien, un tipo mas bien quejoso, estancado, pasa a ser a un tipo... ¿emprendedor?, gracioso, aunque, claro, necesariamente mas descreido. En esa condicion humana, comediante, se juega la tragedia, el chiste final, fatal: el humor solo existe para disfrazar la soledad, la patetica incomunicacion, de la existencia, como contracara necesaria de esta. Una pelicula con semejante tematica no podia ser una comedia: pero tampoco podia dejar de hacer chistes, buenos, malos, asquerosos, tremendos, que pusieran en evidencia, como la punta del iceberg, la desesperacion que respira debajo de cada humorada.


Apatow escapa a replicar la formula (que el creo). Pero su merito no esta nada mas en "habersela jugado a cambiar" meramente, como han implicado algunas de las pocas criticas que recibio el film por los mares del sur. Sino en crear una pelicula jugada, limitrofe, que toca un nervio intimo, verdaderamente intimo. Judd Apatow, el de las comedias disparatadas, es (sigue siendo, ya lo era, tras sus dos primeras comedias disparatadas) uno de los directores mas profundos y emotivos que ha dado el cine.

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